Muchas veces la elección
entre un tipo de canastas u otras puede llevarnos algún que otro rompedero de
cabeza, pero no tiene porque ser así si pensamos en aspectos tales como
por
ejemplo si va a ser una canasta fija que no voy a mover para el caso de
canastas a suelo, o qué peso puede aguantar la estructura del pabellón en el
que va a ir ubicada para canastas colgantes.
Si nos decantamos por una
canasta a suelo, hemos de pararnos a pensar si va a estar fija para siempre o
si posteriormente a su uso la vamos a mover para su almacenaje. En el primer
caso no habrá problema, pero en el segundo habrá que prever un lugar de
almacenamiento bastante holgado ya que son canastas bastante voluminosas y asegurarnos
de que pueden entrar y salir por las puertas correspondientes hasta su emplazamiento
final.
Otro aspecto a tener en
cuenta si vamos a mover las canastas es el tipo de pavimento que hay en las
pistas, que no siempre puede ser el adecuado. Normalmente las canastas van
provistas de unas ruedas de nylon altamente resistentes que no dejan huella en
el pavimento, pero mejor será comprobar con el fabricante de canastas que las
ruedas son resistentes y con el
fabricante de pavimento comprobar qué peso aguanta por m2 dicho pavimento. En
el mejor de los casos quizás solo haya que reforzar la zona de pavimento donde
va a estar la canasta y el camino que va a recorrer en caso de que vaya a ser
trasladada a su lugar de almacenaje.
Si por el contrario
habíamos pensado que las canastas colgantes son la mejor opción ya que no
tenemos espacio en la propia pista para ponerlas y cumplir con la normativa
aplicable (véase UNE – EN ISO 1270:2006), o si no disponemos de un lugar para
su almacenamiento, hemos de pensar en varios puntos antes de decidirnos por
ellas.
El primero y más importante
es que la estructura superior del pabellón en cuestión aguante el peso de las
canastas y su estructura adicional en caso de ser necesaria. Estas estructuras,
llamadas cerchas, pueden ser de varias formas (vigas cuadradas o rectangulares,
IPN, HEB, etc.), tamaños (de 80mm, 100mm, 120mm etc.) y materiales (madera,
hormigón o metálicas), dependiendo del arquitecto, el cual es el que nos tiene
que contestar a la pregunta de si las canastas que queremos colocar pueden ser
soportadas o no.
Una vez que ya tenemos
claro que el peso no es nuestro problema, hay que ver dónde va a ir ubicada
cada canasta en función de la posición de las pistas (que se suponen ya
pintadas). Dicha posición va marcada por normativa (véase UNE EN ISO 1270: 2006) y nos dará el lugar exacto de la canasta, es momento por tanto de ver que
esa posición no coincide con ningún tubo de calefacción, refrigeración,
ventilación, nudo de cercha, foco de iluminación u otro elemento ajeno a
nuestro campo que pueda impedir la colocación de los enganches de las canasta.
Finalmente, otro aspecto a
tener en cuenta es el económico. Una canasta a suelo de alta competición puede
llegar a valer el doble que una canasta colgante incluido el montaje y
transporte de la misma.
A este tema se le pueden
sacar miles de flecos, porque cada instalación o pabellón es un mundo y porque
varios son los fabricantes. Por eso en otro post os comentaré mas cosillas
sobre este tipo de canastas.
Begoña
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